El “intelectual pero idiota” utiliza la palabra democracia cuando las actuaciones políticas le convienen y la palabra populista cuando no le interesan. Es un peligro el falso erudito que se considera erudito. Nietzsche llamaba a este tipo de personas filisteos, es decir incultos y hostiles hacia la cultura y el arte. Utiliza mucho el sofismo, por cuanto se apoya en falsos argumentos con la apariencia de razonamientos verdaderos, para imponer su criterio a los de la mayoría. Para un mejor entendimiento de la realidad y no distorsionar la misma, hemos de aceptar primero que nuestro conocimiento de los hechos y del mundo es fundamentalmente parcial y que siempre hay otros seres humanos con mejores conocimientos que nosotros.
El fascismo
Existe cierta confusión en la utilización del término fascismo y términos relacionados como totalitarismo, dictadura, despotismo, tiranía, autocracia, etc…Lo importante en este caso son las acciones y no las etiquetas. Un fascista es alguien que habla en nombre del pueblo y lo dirige sin importarle los derechos de las personas y es capaz de hacer lo que sea necesario, incluyendo la violencia, para conseguir sus objetivos.
El fascismo seduce al público eliminando la oposición, incluso admitiendo no ser querido. Se aprovecha de la energía de hombres y mujeres con una sensación de enfado con la sociedad en que viven por perder una guerra, perder un trabajo, por problemas económicos, por supuestas humillaciones, o una sensación de que su país está en crisis y en franco declive. Cuánto mayores sean las bases para el resentimiento mayor facilidad para los líderes fascistas para conseguir adeptos.
En lugar de las dictaduras monárquicas o militares que se imponen a la sociedad desde arriba, el fascismo toma su fuerza con seguidores desde la base, desde el pueblo, que está enfadado. El fascismo raramente penetra bruscamente en la sociedad. Empieza con un perfil muy bajo con pequeñas agresiones políticas y callejeras que al no obtener respuesta van incrementado su intensidad y consiguen ir ganando terreno. Lo que convierte un movimiento popular en fascista no es la ideología, sino la voluntad de utilizar toda la fuerza necesaria incluyendo la violencia, para conseguir la victoria y el mando sobre el pueblo. Se produce un asalto a los valores democráticos aprovechando las miserias y desgracias, laborales y sociales, de amplios grupos comunitarios, siendo utilizados los mismos sin que emocionalmente exista una preocupación por los derechos y problemas de dichas personas. Nuestra tentación es de cerrar los ojos y esperar que pasen dichos periodos hasta la aparición de nuevos periodos ilusionantes, pero la historia nos enseña que lo peor está por acontecer si no actuamos y que deberíamos revelarnos y luchar por la supervivencia de la libertad y defender la justicia social y el progreso.
¿Tolerancia 0?
¿Puede la democracia tolerar enemigos? Debe una sociedad que ha sido elegida para ser tolerante, ser intolerante con la intolerancia? Uno debe ser escéptico ante el escepticismo y no deberíamos ser tan solo observadores de hechos que ponen en peligro la democracia y la libertad. Hay ciertos riesgos que no podemos arriesgar asumirlos; sin embargo, hay otros riesgos que no podemos arriesgar no tomarlos. Hemos de vivir en el presente y futuro, no en el pasado a costa de la memoria de las acciones de los que nos precedieron. Sin duda, no olvidando dicho pasado y sacando conclusiones del mismo para defender y consolidar la democracia. No podemos progresar si las personas no nos damos cuenta y reconocemos que necesitamos el talento de otros para cambiar el rumbo y planificar el futuro. Como personas en evolución, tenemos la obligación esencial de encontrar propuestas creativas, renovadoras y éticas, que permitan crecer y mejorar.
La ambición desmedida de poder y dinero del ser humano siempre ha perjudicado el interés colectivo de la sociedad. Necesitamos la prevalencia de valores en lugar de antivalores. Lo que debería diferenciar a una nueva época que consolidase la democracia y que nos sacase de la crisis actual, que de momento no vislumbramos, es un cambio en los valores predominantes hoy, para que la sociedad alcance mayor bienestar en todos los sentidos.
El banquero y el pescador
Y para terminar comentar dos paradojas, la del progreso y la de la elección, expuestas en un breve cuento: “Un exitoso banquero americano pasaba sus vacaciones en Grecia y un tranquilo y feliz pescador le sacaba a navegar y pescar en un pequeño barquito. Hablaron de los beneficios económicos que tenía con dicho pequeño negocio. El banquero le propuso al pescador montar una empresa para los turistas y le hizo ver que podría multiplicar por mucho sus ingresos. El pescador reflexionó y le comentó: yo ya hallé lo que me gusta y precisamente hago lo que usted viene a hacer en Grecia desde tan lejos porque está cansado y estresado de su trabajo.”
¿Estaría la democracia tanto en peligro como hoy en día si una gran parte la humanidad entendiese e interiorizase los mensajes de esta historia entre el pescador griego y el rico banquero americano? ¿Necesita el hombre tanta ambición y tanta fortuna que le lleva a tomar todas las acciones necesarias, éticas o no, para la búsqueda y preservación de tanta riqueza material? El deseo y adquisición de es cantidad de poder, pone en peligro la democracia e incluso la destruye, propiciando todavía un mayor deseo de acúmulo de bienes y dominio económico. No podríamos vivir mejor y más tranquilos de otra manera menos materialista, y a la vez consolidando la democracia que percibimos en peligro?
Hoy en día se dispone de muchísimas opciones y se toman demasiadas decisiones en cortos periodos de tiempo, pero hay muy poco tiempo para reflexionar y para hacer lo realmente importante; y ello en un mundo donde prevalece la avaricia y la búsqueda desmedida de dinero, perjudica el progreso democrático. El cuento del pescador y el banquero también nos acerca al “principio de simplicidad voluntaria”, que emana del pescador, muy necesario en ocasiones para ordenarnos y para el perfeccionamiento de nuestro pensamiento.
Desgraciadamente, aunque no me guste, pienso que sólo el tiempo y el análisis del pasado nos dará las respuestas, porque nosotros somos incapaces de anticiparnos para ofrecer respuestas y actuaciones.