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¿Sigue vigente el mito de Sísifo?

por Víctor Arnó
3 min. de lectura

Publico esta entrada en el blog por lo mucho que he comentado y me han comentado sobre este libro en distintas redes. En una entrevista reciente que encontraréis en el apartado de prensa de esta web, respondo a una pregunta comentando que me encantaría haber escrito el libro «El mito de Sísifo» de Albert Camus.

Este mito nos explica la historia de Sísifo, el fundador y rey de la ciudad de Éfira, la actual Corinto.

Resulta que este personaje, tenía fama de mezquino, avaro y mentiroso, amante de lo ilícito y no nos olvidemos, también de ser de los más astutos que había bajo el Sol, recurriendo frecuentemente al engaño para obtener ventaja.

Como ya hemos visto, era un personaje conflictivo, y esa forma tan particular de ser, le llevó a explicarle al dios Asopo que, su hija Egina, había sido raptada por Zeus. Al parecer, el rey del Olimpo tenía el rapto de muchachas como práctica habitual.

¿Sigue vigente el mito de Sísifo?

Ante el chivatazo, comienza a complicarse la historia para Zeus, ya que, por un lado, el dios Asopo empieza a increparle y por el otro, la diosa Hera, al enterarse a instancias de Asopo de lo sucedido, se encoleriza y, atacada de celos, descarga su ira contra Zeus.

Los pormenores de como Zeus, salió del jardín en el que se metió, no nos atañen. Pero como represalia contra Sísifo, por su indiscreción, Zeus ordenó a Hades que enviase a Tánatos —la muerte misma— a buscarlo.

Sísifo, como ya habíamos comentado, era muy astuto y apresó con cadenas a Tánatos, deteniendo así la muerte en la Tierra hasta que Ares liberó al enviado y este consiguió llevarse a Sísifo al inframundo.

Todavía tenía nuestro protagonista un as en la manga. Antes de partir al inframundo, le advirtió a su esposa que no celebrase ningún ritual ni ofrenda por su muerte, cosa que ella hizo al pie de la letra.

Una vez ya en la tierra de los muertos, convenció a Hades para que le dejase visitar a su viuda para regañarla por no haber honrado su óbito y cuando volvió a su casa, se negó a volver al infierno, viviendo varios años más hasta su muerte ya de viejo.

Una vez muerto, y ya sin escapatoria, Hades le impuso, finalmente, su castigo. Tendría que empujar una enorme y pesada piedra, rodando cuesta arriba hacia la cima de una colina empinada. Pero justo antes de conseguir llegar a esta cima, la enorme piedra volvería rodando hasta el punto inicial y tendría que volver a empezar.

Esta clase de castigos eternos, en la mitología griega, son habituales. Un tormento que se repite una y otra vez, de manera absurda, sin un objetivo final ni una evolución del propio tormento, convirtiéndolo en algo mecánico.

El hombre absurdo

Albert Camus en su obra «El mito de Sísifo» nos alienta a imaginar un Sísifo liberado y satisfecho. Durante el breve instante en el que la roca rueda hasta el punto de partida. Porque en ese sucinto momento y pese a su ceguera, vejez y lo miserable de su situación, Sísifo es consciente de que se encuentra en la cima de la colina, que lo ha conseguido solo, con su esfuerzo y porque no, es consciente incluso de las maravillosas vistas desde el punto en el que se encuentra, aunque no sea capaz de verlas, sabe que están allí. Decide no enfocarse en lo absurdo de su cometido y quedarse con la belleza del momento.

¿Sigue vigente el mito de Sísifo?

Como dice Camus, el “hombre absurdo” es consciente en todo momento de que su vida es inútil y no comprendiendo tampoco el mundo que le rodea, se enfrenta de cabeza a esta incomprensión una y otra vez. Para el autor argelino, solo el hombre rebelde, que rechaza sin eludir esa realidad absurda a la que se enfrenta, es el que se sitúa frente al mundo, plantándole cara.

Por tanto, Sísifo, aún y en su tormento, es libre para elegir en qué manera quiere sentirse o hacerse consciente. En realidad es una invitación a la toma de consciencia y a la búsqueda de significado propio.

Trasladando estas reflexiones a nuestras cotidianas vidas modernas, es posible que algunos se vean representados por Sísifo. Nos levantamos cada mañana a la misma hora. Una ducha, un desayuno rápido y, de cabeza al trabajo. De vuelta para casa para preparar todo para el día siguiente y a la cama, para poder volver a empezar de nuevo. Parece que nuestra pesada roca, también vuelve a caer por la colina una y otra vez de manera irremediable.

Esta cultura de adoración al trabajo y de máximo rendimiento productivo, nos ha llevado, como sociedad, a convertirnos todos y cada uno de nosotros en pequeños Sísifos que hacen rodar su roca pendiente arriba, en ocasiones en la misma dirección y otras veces en direcciones opuestas a nuestros Sísifos vecinos.

En muchas de las veces, esto acaba desencadenando el síndrome de “Burnout” o de desgaste profesional, al agotarnos a nivel físico, mental y emocional y, enfrentarnos cada día a los mismos retos, sin ver una meta o un hipotético punto de llegada en el horizonte.

Una introspección personal

Parafraseando a Camus, debemos encontrar alegría en la lucha misma y eso solo se consigue mirando hacia el interior en lugar de hacia el exterior. Tomar consciencia de nosotros mismos o incluso apreciar los pequeños gestos que nos brinda la jornada como el aroma de un café, la conversación con otra persona, un paseo por nuestra ciudad o por el campo en un momento de desconexión…

Como Sísifo, si aceptamos que la roca va a seguir cayendo colina abajo mientras disfrutamos de las vistas, vencemos ante la negatividad de la expectativa y tomamos el control de la situación decidiendo quién queremos ser y dónde nos encontramos.

¿Sigue vigente el mito de Sísifo?

La felicidad no acostumbra a venir de fuera, de los trabajos, de las circunstancias de la vida… Si ansiamos esa felicidad, depende de cómo nosotros nos enfrentamos a este mundo que nos rodea y qué percepción obtenemos de él, al mismo tiempo que decidimos que percepciones, de ese mundo exterior, deseamos desechar.

Si no hacemos nada por cambiar de roca, de colina —de trabajo—, no podemos esperar que el mundo cambie para ajustarse a nuestros deseos. Este síndrome de “Burnout” es una invitación para tomar cartas en el asunto y ejercer nuestra parte de responsabilidad.

Si no sabes cómo empezar con este viaje de toma de control, recuerda que en mi libro “Meditación, proyección astral y otros mundos”, puedes encontrar las claves para aprender a vivir contigo mismo y encontrar la felicidad mediante el aumento progresivo de nuestra propia consciencia.

Mientras tanto, imagínate a Sísifo subiendo por la colina empujando su roca, pero con una sonrisa. Él se ha liberado del castigo, incluso aunque en el mundo exterior, para aquel que le observe, nada habrá cambiado.

Un saludo.

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