Para situarnos y contextualizar el título de esta documento, es necesario recordar que el fascismo fue un movimiento concentrado en el tiempo y en el espacio. Concretamente podemos definir el fascismo como una ideología política y forma de gobierno que aboga por el control corporativo del estado y la economía, el uso de la violencia para la supresión del disenso y la supresión de las libertades individuales.
Aparece en Italia, durante la primera guerra mundial, y nace con la idea de renovar los gobiernos ya que se cree que la democracia liberal está obsoleta. Con estas ideas intenta movilizar a toda la sociedad en un Estado de partido único totalitario.
Una vez contextualizados, añadiremos que se utiliza habitualmente el adjetivo “fascista” para señalar todo aquello que se ejecuta de manera antidemocrática y por la fuerza.
El Arte como objetivo
En los días y meses anteriores a la confecciónde este escrito hemos sido testigos, gracias a los medios de comunicación, de diferentes células de organizaciones ecologistas o al menos de movimientos ecologistas que, en un intento de llamar nuestra atención, han vertido sopas y otros líquidos de parecidas naturalezas sobre obras de arte en distintos museos del mundo. Tienen además la costumbre de pegarse con algún adhesivo industrial a las obras de arte y de acompañarse de algún periodista para dejar testimonio de su “gesta”.
El último caso lo hemos visto recientemente en una competición de billar en su modalidad “Pool” en el Reino Unido, donde una pareja de activistas se subió a una de las mesas en las que se realizaba la competición y lo cubrieron todo con una especie de talco teñido de naranja.
El problema medioambiental me toca de cerca, estoy muy sensibilizado y hago cuanto puedo por su defensa, incluso desde esta tribuna con otros trabajos ya presentados.
Aun y compartiendo el mensaje, no puedo hablar más que de fascismo por parte de este colectivo. La imposición de su mensaje sin importar el uso de la violencia para hacer que se viralice en todos los medios es un ejercicio de intolerancia y fuerza, imponiendo su verdad sobre un patrimonio que nos pertenece a todos.
En la misma línea hemos observado en los últimos años tendencias a reforzar mensajes o productos con la idea de justificar la violencia y la imposición como medio para su difusión. Seguramente todos recordaremos el caso del YouTuber que se hizo famoso por recibir un tortazo en un video en el que llamaba “Caranchoa” a un repartidor.
O el otro caso de aquel joven que, a modo de broma, regaló un paquete de galletas Oreo a un indigente, previa sustitución de la mantequilla por pasta dentífrica.
No todo vale
Hagamos un esfuerzo en recordar también, que aquella broma acabó con el ingreso hospitalario de la víctima. Y en ambos casos, con una denuncia y una acción en los tribunales que todos los contribuyentes podrían haberse ahorrado.
Lo que parece que se está gestando es una nueva tendencia de pensamiento en la que no se abusa de una minoría racial o de un colectivo social definido, esa es la manera en la que se reconoce el fascismo a primera vista.
En este nuevo fascismo, se abusa de un individuo, ya sea personal o patrimonial, y se abusa de él con la intención de escandalizar y de convertir en viral una protesta o un mensaje que se considera legítimo, lo suficiente como para que no importe el daño cometido.
Lo que se intenta es blanquear el fascismo desde la autoridad que una supuesta causa noble nos otorga. Los autoritarismos no solo son susceptibles de cometerse por los Estados o quienes los gobiernan, un YouTuber o un activista, pueden también actuar con la impunidad de sentir que la causa que los impulsa les exime de respeto a los derechos ajenos.
En este nuevo mundo de noticias falseadas, fascismos blanqueados y lobos con pieles de corderos, habrá que estar muy atento para discernir lo que nos gusta o nos parece bien, de aquello que se viraliza como positivo o agradable.
5 comentarios
Muy clarificador – por lo que resulta de la mayor importancia difundir las ideas que contiene – ya que este tipo de conductas se disimula en mensajes valiosos, o por lo menos anodinos.
Procuro, en la escasa medida de mis fuerzas, cumplir mi compromiso con la libertad.
Muy interesante lo que expones Victor, además de muy valiente.
Quizas sea tiempo de preguntarse si la explosión de redes sociales y la necesidad de lo “viral” no se haya combinado en un peligroso cóctel: la idiocia más profunda de parte de la sociedad y la oportunidad de difundir peligrosas ideas, como bien dices blanqueándolas o tiñendolas de gestas heroicas, normalmente para demostrar lo bueno y puro que es aquel o aquella que la ejecuta.
Muy interesante lo que expones Victor, además de muy valiente.
Quizas sea tiempo de preguntarse si la explosión de redes sociales y la necesidad de lo “viral” no se haya combinado en un peligroso cóctel: la idiocia más profunda de parte de la sociedad y la oportunidad de difundir peligrosas ideas, como bien dices blanqueándolas o tiñendolas de gestas heroicas, normalmente para demostrar lo bueno y puro que es aquel o aquella que la ejecuta.
Me parece que en este Nuevo Mundo, va a costar mucho discenir aquello que va disfrazado de fascismo y que no. Desde la Pandemia todo es un bombardeo de mensajes subliminales de toda índole. A veces para una noble causa otras no.
Buen articulo, me ha gustado
Me ha gustado mucho tu exposición…efectivamente el fascismo se ejecuta de muchas maneras, siendo la “imposición” una de ellas. No sabía que también en el arte se hacen ese tipo de cosas, pasando claramente la barrera de la gamberrada y pisando de lleno el autoritarismo que excluye , siendo por tanto fascismo, ojo no equivocar con protesta.