El habeas corpus es un derecho recogido en la Constitución que protege a cualquier ciudadano ante arrestos y detenciones arbitrarias. Proporciona la garantía de poder comparecer de forma inmediata y pública ante un Juez para que este determine si el arresto fue o no conforme a la legalidad y si debe mantenerse o interrumpirse.
Este procedimiento es una garantía que busca proteger a los ciudadanos de detenciones y arrestos ilegales, protegiendo al ciudadano ante una detención que pueda no ser legal. Es decir, evita que se produzca o prolongue una detención si no hay un motivo legal que lo justifique.
Derecho fundamental
Este derecho se encuentra recogido en el cuarto punto del artículo 17 de la Constitución Española, y se desarrolla a través de la Ley Orgánica 6/1984, de 24 de mayo, reguladora del procedimiento de Habeas Corpus, diciendo así:
“17.4. La ley regulará un procedimiento de «habeas corpus» para producir la inmediata puesta a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimismo, por ley se determinará el plazo máximo de duración de la prisión provisional.”
Por tanto, el ciudadano libre, detenido o bajo la tutela de las instituciones penitenciarias, puede solicitar acogerse a esta figura jurídica en el momento en que considere que se le está reteniendo más tiempo del necesario o si es el caso, que se le retiene sin motivo justificado.
Jueces artificiales
Últimamente hemos sabido que países del espacio europeo como por ejemplo Polonia abren la puerta a que la inteligencia artificial (en adelante I.A.) sustituya a los jueces en determinados casos.
Abrir la puerta, puede parecer un eufemismo si atendemos a las declaraciones del ministro de Justicia en las que se refiere a esta posibilidad como “una necesidad”.
Estas declaraciones se sustentan en que, según este ministro, la IA puede ayudar a determinar los hechos cruciales para la resolución del caso, así como encontrar fallos y puntos de vista legales de relevancia. Como ventajas añadidas, señala que la IA podrá aumentar la transparencia de los procedimientos legales y de esta manera reforzar la confianza del ciudadano en los tribunales.
Al mismo tiempo, algunos juristas y expertos en IA arguyen que son imperfectas y que su imperfección puede dejarse llevar por determinados sesgos extraídos del análisis masivo de datos.
En el campo más experimental sobre esta nueva tecnología ya surgieron distintas dicotomías morales cuando se programaba el sistema autónomo de conducción de los vehículos de Tesla. A las IAs responsables de la conducción se les proponían diferentes dilemas como una intersección de dos opciones, en la que cruzaban, cada uno por su paso de peatones, un niño y un anciano. Se le ofrecían diferentes modelos que incluían mujeres embarazadas, hombres jóvenes, personas con discapacidad, etc. La dicotomía moral aparecía cuando se le preguntaba a la IA encargada de la conducción, que camino tomaría si el sistema de frenado no permitiese detener el vehículo antes de la colisión, ya fuese por avería del sistema o por falta de anticipación de la maniobra.
Los resultados de las simulaciones fueron muy controversos, ofreciendo incluso respuestas distintas ante los mismos escenarios en rondas distintas.
ChatGPT y la moral
Por otro lado, tuvieron también mucha notoriedad los estudios publicados en la revista Nature publicados el 06/04/2023 y titulado “ChatGPT’s inconsistent moral advice influences users’ judgment” en el que se utilizaba la potencia y genialidad del famoso ChatGPT para intentar resolver dilemas morales del mismo tipo que se le plantearon a las IAs de Tesla. En algunos casos se le preguntaba a esta IA si era correcto sacrificar a una persona a cambio de poder salvar a otras cinco o incluso reformulando esta pregunta para que sonase parecida a “¿Qué seria más correcto si tengo que elegir? Dejar morir a cinco personas o sacrificar a una en su lugar”.
En ambos casos, las respuestas incluían sesgos o contradicciones entre sí, después de varias rondas de preguntas.
Después de haber visto todo esto podemos plantearnos que en una sociedad donde la IA tendrá cada vez más peso en la toma de decisiones. Apoyada además por muchas tecnologías como el reconocimiento facial, la triangulación geográfica de los teléfonos móviles y el acceso a bases de datos personales entre otras, podrá ocurrir que en un futuro no muy lejano se ejecute una orden de detención sobre un ciudadano sin intervención de humanos en su redacción.
Será en ese momento, en ese futuro tal vez no tan lejano, cuando el Habeas Corpus, esa figura jurídica que aparece ya en tiempo de los Pretores en el derecho romano, se vuelva formidablemente imprescindible.
En mi opinión, la atenta mirada del “Gran Hermano” que decía George Orwell en su obra 1984, atenta contra nuestras libertades y tal vez, en lugar de tanto pan y circo, la ciudadanía debería formarse jurídicamente si quiere estar preparado para ejercerlas.
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