Y digo yo… que con esto de la salud no se debería jugar, ¿no os parece?. En el capítulo de los dichos y refranes hay numerosas sentencias que tienen que ver con el preciado bien que únicamente suele valorarse cuando se carece de él.
La mala salud de hierro, que se atribuye a aquellos procesos de enfermedad en los que el hierro es más protagonista y su carencia la causa de la anemia tiene también la derivada de su interminable duración, pese a los perjuicios, recaídas, crisis y fases intermitentes de desazón que hacen presagiar el final, pero que nunca llega.
Y hablando de crisis, qué decir de las que, día sí día también, tienen lugar en el gobierno de coalición formado por el Partido Socialista Obrero Español y Unidas Podemos (Garzón está también por ahí, pero, en fin, que no sé si le tienen muy en cuenta). Crisis que se suceden aderezadas con mayestáticas frases e intervenciones al inicio de las mismas en las que unos y otros manifiestan el descontento y, en el caso de UP, recalcan que el PSOE incumple puntos del acuerdo de investidura firmado en el ocaso de 2019. Algo inadmisible, que sí, intolerable.
Deslealtad, pero menos
Desde luego que sí. No hay nada más feo que la deslealtad ante un acuerdo o compromiso contraído. Vamos, si mi socio en la empresa de botones los fabricara rojos cuando hubiéramos acordado que serían verdes, la sociedad se deshace. Si mi mujer se entera de mi deslealtad faldera inicia trámites y al abogado que vamos. Aunque no siempre ocurre así. Hay quien aguanta carros y carretas antes de tomar decisiones que, a la luz de los mortales, sería lógico adoptar.
Habrá motivos de gran envergadura y altura de miras honradas que, en beneficio de una gobernabilidad duradera, influyan lo suyo para que no se rompa la coalición. Cuando eso es así hay que apelar a la responsabilidad y aplaudir el gesto, sin duda. Ante todo la honorabilidad de la función política y los principios, digamos, ¿superiores?.
Cuestión de principios
Bueno, en el tema principios tampoco hay que detenerse demasiado porque su catalogación e importancia va por barrios. Ya se sabe, nos acogemos a la fase atribuida a Marx (a Groucho, no a Carlos) y practicamos el “Estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros” y tema resuelto, que para eso de los volantazos y cambios de rumbo la clase política lo borda.
Decida el lector cual de las crisis padecidas por un gobierno de coalición herido tiene mayor o menor importancia, o si alguna de ellas tiene o tuvo la enjundia suficiente como para que la alianza se quebrara. A cada cual le duele la herida que más le afecta, claro, pero durante esta legislatura que ya finaliza, ha habido para todos.
Recordemos el asunto Pegasus. Rufián, cual dragón encabritado, despedía fuego en la Cámara rasgándose las vestiduras y amenazando con acciones que, luego se reducirían a uno más de los espectáculos por los que será recordado. La venta de armas a Ucrania y el posicionamiento de la parte socialista del gobierno fueron dardos en la línea de flotación de la ideología podemita. Nada de nada. Otra herida que sigue sangrando es la ocasionada con los efectos de la conocida como Ley de sólo sí es sí. ¡Inaceptable, cómo os atrevéis a corregir nada! Mira queee…. Pues lo dicho: después de la tempestad siempre viene la calma. Me da que tanto una situación como la otra perfectamente planificadas.
Y bajando un poco a la realidad mundana podemos dejarnos de especulaciones infundadas y de razones de alto nivel para explicar conductas que, a mi me parece que como en muchos otros órdenes de la vida, obedecen a razones más prosaicas. “Oye, sí, que todo esto está muy bien, protestad y montad el número, pero aguantad al menos hasta poco antes de las elecciones, ¿vale?, que es que aún tengo asuntos que resolver”. Puestos a especular infundadamente me da el pálpito que frases como la entrecomillada se han oído en despachos de Direcciones Generales, asesorías varias y en otros altos y bajos niveles a barullo. Poderoso caballero, ya saben.
1 comentario
Suena a Roma.Por el poder todo vale..I sí poderoso caballero es Don dinero, claro y en botella, excelente reflexión