Y digo yo… que tal parece que esto de la independencia de Catalunya no se tome debidamente en serio por la clase política catalana. (uisss, ¡anatema!). Pero es que no hay remedio. A la mínima ocasión le falta tiempo para dedicarse a tirarse los trastos a la cabeza.
De traca
Parecería entendible, no sé si lógico o natural, que aquellos partidos que no están por la labor confrontaran posiciones con los que sí abogan para que Catalunya se convierta cuanto antes en Estado independiente, e incluso anduvieran unos y otros a la greña reprochándose actitudes y declaraciones, elevando tonos y pasándose de frenada, cosa a la que nos tienen ya acostumbrados. Se les perdona. Nada más normal en una democracia que plantear posiciones diferentes y luchar por ellas en buena lid, a poder ser en el marco de la discusión política parlamentaria, que para eso se sientan en el hemiciclo.
Ahora que…, el espectáculo que, día tras día, se empeñan en ofrecernos las formaciones que tienen a gala el independentismo es de traca. Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya no dejan pasar la ocasión para desacreditarse mutuamente, mientras la CUP se lo mira paciente y enarbola la bandera de la pureza indepe.
Partidos y sus cúpulas
A veces pienso que los partidos políticos tienen que ver poco con sus cúpulas dirigentes. Está claro que es precisa una organización para gestionar las actividades políticas y eso implica que las personas estén al frente y en ellas, pero en demasiadas ocasiones sus actitudes distan mucho del camino que parecería lógico llevar para llegar a los objetivos programáticos. O quizá tiene que ser así, que la política tiene esas contradicciones, que la lógica no tiene por qué imperar. El partido es una cosa, su ideología otra, su programa otro y los actores, eso: actores que interpretan el papel que toca.
El enroque partidista y la falta de unidad deja muy a menudo ojipláticos a los electores que se envuelven en la estelada y no entienden cómo pueden perseguirse los fines que se declaran sin la unidad necesaria de las fuerzas independentistas. Así no, dicen muchos. Y creo que tienen razón.
Determinados políticos están empeñados en que la desafección de la ciudadanía no solo no se detenga, sino que la llevan en volandas por la pendiente abajo y el empate técnico alegado por unos o la escasa ventaja argumentada por otros, se está demostrando inexistente. Y hablo de Catalunya porque ahora toca, pero extiéndase la opinión al resto del Estado.
Yo sí hubiera venido
La presidenta del Parlament de Catalunya, Laura Borràs, suspendida de sus funciones recientemente por la Mesa parlamentaria, protagonizó el miércoles un hecho que, eso seguro, ha suscitado una amplia polémica en los medios de comunicación (no tanta en los catalanes), y reproches por parte de miembros de otras formaciones independentistas, e incluso del propio Junts.
Yo hubiera preferido que el acto de homenaje a las víctimas del terrible atentado del 17A hubiera sido inmune al “pim pam pum” y al politiqueo, pero ¡qué va!. Hasta en el minuto de silencio hay que incordiar con las reivindicaciones, cuando hay momentos y lugares para demostrarlas y con más organización y eficacia.
Si Borrás habló antes o después del acto con el grupo de boicoteadores del honroso minuto es algo en lo que no me detendré. Sus explicaciones posteriores son suyas y respetables, pero una vez más aprovecha la ocasión para la desunión. “Yo siempre suspendí mis vacaciones para asistir al acto”, en clara alusión a la ausencia de su sustituta en la Presidencia, Alba Vergés, de ERC, claro. ¡Ahí lo llevas!
2 comentarios
Coincido totalmente.
Si desde los grupos independentistas decían en su momento que no había mejor fábrica de “indepes” que el gobierno central, no es menos cierto que no hay mejor extintor para la rauxa que la actitud de estos partidos que tanto tienen siempre que echarse en cara.
Que els arbres no ens impideixin veure el bosc.