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Escaqueo electoral

por Jandro Olmo
3 min. de lectura

Y digo yo… que está clara la definición que la Real Academia Española hace sobre el escaqueo, catalogándolo como la actividad de eludir una tarea u obligación. Adjetivemos ahora el término y si lo enmarcamos en el terreno político, mas concretamente en lo que a procesos electorales se refiere, encontraremos que la posibilidad de escaqueo rondará por la mente de más de uno de los que hayan sido agraciados en el sorteo con un puesto de mayor o menor relevancia en cualquiera de las mesas electorales.

Por supuesto que no es la tónica general de la ciudadanía la de huir de sus deberes, pero está claro que en este país la picaresca viene a ser consustancial con su demografía y siempre hay quien le busca las vueltas que hagan falta a todo. Vaya por delante que, como ciudadanos, tenemos la obligación de luchar por nuestros derechos, que no son pocos. Algunos han costado lo suyo conseguirlos. Pero no hay que olvidar que junto a los derechos están los deberes (esos ignorados) y también debemos estar a las maduras ejerciendo las obligaciones que comportan aquellos.

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La reciente convocatoria de elecciones generales fijada para el 23 de julio ha provocado un alud de consultas para ver cómo y de qué manera uno/a puede conseguir librarse de estar en una mesa electoral. Hay quien piensa que menos de dos meses es tan poco tiempo que igual, si estuvo el pasado 28 en una de ellas, le reenganchan para las veraniegas, evitando así nuevos sorteos, envíos certificados, motoristas, etc.

Esta mañana un programa de radio en el que intervienen a diario sesudos tertulianos/as (bueno, la inteligencia no siempre les adorna a todos) ha invertido 50 minutos del tiempo dedicado al “análisis de la actualidad” en desarrollar todas las posibilidades existentes para el escaqueo, fueran éstas legales o lindantes con la legalidad. Como puede imaginarse el repertorio ha sido de lo más variopinto, desde argumentar el tener una intervención quirúrgica para esa fecha hasta la intención de acudir a un concierto de flauta travesera. A efectos legales la competencia está en manos de las Juntas Electorales de Zona aunque, al parecer, no se mantienen criterios homogéneos para casos iguales en según que lugares.

Cierto es que la idea de celebrar elecciones precisamente en esa fecha, además de las connotaciones políticas que pueda tener y que el señor Sánchez sabrá cuales son y muchos de nosotros barruntemos, suponen una apuesta clara por la abstención si tenemos en cuenta la fragilidad democrático-electoral de la ciudadanía y la época estival en que concurren. Ambos factores se convierten rápidamente en perfecta excusa para argumentarse a la hora de “justificar” la dejación de obligaciones.

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La fecha tiene su aquél. Vaya que sí. No es para asustar a nadie, pero esperemos que las temperaturas en el próximo mes de julio no se parezcan en nada a las sufridas el pasado verano. Doce horas en según que lugares habilitados para las votaciones pueden ser, además de interminables, agobiantes. Se hace necesario un importante esfuerzo e imaginación para cambiar algunos escenarios de votación, si no queremos que junto a muchos de ellos haya que apostar dispositivos sanitarios en previsión de lipotimias y golpes de calor. Sinceramente creo que no, la fecha no es la más conveniente.

O quizá si convenga. Los caminos de la política son inescrutables y a lo peor los asesores (que abundan como setas) y los politólogos (esos sí, avalados por los estudios académicos) consideran que la fecha comporta ventajas para sus intereses. Digo bien y recalco lo de sus intereses.

A pesar de que que dificilmente engañen ya a nadie y de que la clase política se retrate sin parar con sus actitudes egocéntricas y cortoplacistas, ejerzamos el derecho que nos asiste a votar y huyamos del escaqueo. No hagamos dejación de nuestras obligaciones. Mejor no les imitemos.

1 comentario

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Alfons 31/05/2023 - 16:41

Totalmente de acuerdo, si queremos ejercitar nuestros derechos, tendremos que asumir, responsablemente, nuestras obligaciones. Obligaciones que incluyen, también, ir a votar y, además, votar con responsabilidad, es decir, habiendo hecho el esfuerzo de crearse un juicio crítico. Porque si en la ciudadanía no se dan estos requisitos, por lo menos en una mayoría de la población, la palabra DEMOCRACIA SE QUEDA EN LETRA MUERTE. Y tachar a ciertos partidos de antidemócratas, no es más que UN EJERCICIO DE CINISMO.

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