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Blancanieves del alma

por Jandro Olmo

“Sabio” congregó a todos los personajes del cuento para darles una lección magistral acerca del significado de cada uno de ellos en la obra creada por Jacob y Wilhelm Grimm. Los autores del cuento le habían conferido tal sabiduría que poseía la verdad revelada del por qué de cada uno de ellos y cual debía ser su verdadera función en el relato. Ya era hora que dejaran de ser meros personajillos ñoños y ejercieran de aquello para lo que, muy posiblemente, fueron creados.

Convocatoria general

Alrededor del fuego, junto a la casa, se calentaban Blancanieves, su padre, la madrastra con su espejo mágico, el príncipe y los siete hombrecillos; a la espera de que “Sabio” comenzara explicando el motivo de la convocatoria.

Blancanieves del alma

– Gracias por venir, queridos co-protagonistas. Sabed que todos y cada uno de vosotros representáis más que de lo que creéis en esta historia. Cuando nuestros padres literarios decidieron crearnos decidieron empezar por mí, y me dieron a conocer sus intenciones y propósitos de dotaros, no sólo de una apariencia física, sino de valores trascendentes y universales.

“Gruñón”, como es natural, fruncía el ceño desde el inicio y “Dormilón” pugnaba por mantener los ojos abiertos, mientras que la Reina seguía expectante y recelosa las palabras de “Sabio” sin dejar de mirarse en el espejo.

– Lo que voy a revelaros ya debierais haberlo intuido y desarrollado más claramente hace tiempo, pero, claro, aquí el único que se preocupa por ir más allá de las cosas y por no quedarse en la superficialidad está visto que soy yo. No se trata solo de cantar, morder la manzana, besar labios, cocinar y fregotear como si nada. Cada uno de vosotros y todo lo que hacéis tiene su simbolismo. Gracias a mí sabiduría y a que los hermanos me dieron algunas claves conoceréis ahora quienes sois y qué pintáis de verdad aquí.

– Tú, madrastra, representas el ego, ese que atormenta al ser humano cuando se pone al servicio de la oscuridad e impregna de vanidad en su paso toda la Tierra. Deja de mirar el espejo si no quieres alimentar más tus celos y tu egolatría. Ése espejo que te refleja es la verdadera conciencia, el oráculo interior que jamás te mentirá y ante quien es en vano que finjas nada.

Algo más que hombrecillos

– Y nosotros. “Dormilón”, ¡despierta! Nosotros, digo, no somos siete por casualidad. Jacob Grimm, el mayor de los hermanos, me dijo que ambos quisieron que representáramos a los siete chakras, a los siete días de la semana, los siete colores que integran el arco iris, los siete metales alquímicos, la perfección que Pitágoras otorgó a este número. Tú, “Feliz” eres la alegría del alma, y “Dormilón” nos muestra la necesidad de despertar. “Tímido” atesora la humildad y el autocontrol emocional y tú, “Tontín” levanta ese ánimo que representas la inocencia y eres tan sabio o más que yo. La mala prensa de “Gruñon” esconde, en el fondo, la constante crítica interior que nos empeñamos en despreciar. Todos estamos contigo “Estornudo”, encerrados en un cuerpo físico y sometidos a nuestras reacciones más instintivas y primarias. Y no quería decirlo, pero no me queda otro remedio: yo represento a esa mente superior, al guía interno, al Ser esencial. Y ese, aunque no creáis, posee la sabiduría y siempre acierta.

Blancanieves del alma

Los siete hombrecillos se miraban extrañados a la vez que ufanos al descubrir más atributos que los simples de trabajar picando piedra; el cazador, el príncipe y Blancanieves esperaban impacientes su turno para ver qué sorpresas les deparaba la clase de Sabio.

– Si no hubiera sido por ti, Cazador, no estaríamos ahora y aquí reunidos. Los Grimm te plasmaron como representante de la empatía y la compasión que debe prevalecer ante la injusticia. Estas dos cualidades son las que favorecen el comienzo del viaje iniciático de Blancanieves. En cuanto a ti, Príncipe, te diré que eres quien despierta la conciencia, las suya y las de la humanidad, con el ejercicio del Amor Divino y el beso como vehículo de unión y de viaje hacia la luz.

– Se dice de ti, Blancanieves, que eres de piel blanca como la nieve, pelo negro como el ébano y labios rojos como una rosa y en esa definición encierras los tres colores alquímicos que conllevan también su simbolismo: negro (muerte, oscuridad, inconsciencia) blanco (purificación) rojo (iluminación y plenitud espiritual) Eres la protagonista, porque no en vano eres también el yo interior, el ser esencial que habita en cada uno, y en tu caso la conciencia en proceso de iniciación emprendiendo una travesía en el espacio transitorio y cerrado que representa el bosque, lugar que bien pudiera haber imaginado Dante en su infierno, Moisés en su desierto o Platón en su caverna, el viaje necesario para acceder al conocimiento y por ende a la sabiduría. Pero debes morir para renacer, es una muerte iniciática necesaria para que el alma renazca y ahí entra en juego la manzana envenenada, representando a esa muerte simbólica.

Blancanieves del alma

– ¿Y mi padre? Lo encuentro a faltar en esta historia.

– No lo creas. Es el principio organizador de todo el proceso evolutivo que tiene lugar en el cosmos desde su creación y protector del devenir de la humanidad. En el cuento desaparece porque os concede a cada uno el libre albedrío y sois vosotros los responsables de escoger el camino transformador, pero ahí está: es un principio recurrente.

– Así es como yo veo la historia y así es como me la contaron. O quizá la entendí de esta manera tan difícil de comprender y resulta que tampoco es así del todo. Por supuesto que hay otras interpretaciones más allá de la versión infantil y sencilla en que se convirtieron algunos de los relatos de nuestros padres.

En fin. Este es mi cuento del cuento.

1 comentario

Victor Arnó 08/05/2025 - 17:29

Excelente artículo, querido Jandro. En esta moda del revisionismo absoluto de todo y todos, para adaptarlo a las forzadísimas corrientes actuales, hemos olvidado que el simbolismo presente en los cuentos infantiles tiene un porqué e impacta el inconsciente de los pequeños, ofreciéndoles sabiduría. No hay nada de sexista en caballeros y princesas, como tampoco hay racismo en que Blancanieves tenga unos atributos físicos determinados.

Solo nos queda pensar que cuando el mundo en que vivimos, se estremece hasta sus cimientos, será para traer algo bueno…

Un saludo.

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