A pesar de los pesares

Y digo yo… que lo veré, a pesar de todo lo veré. A pesar de la repulsión que me produce la falta de humanidad que se respira a más de 40 grados a la sombra, lo veré. Y como yo muy probablemente lo verán millones de personas, porque el fútbol está metido en las venas de la sociedad y cabalga entre nosotros creando adicción desde la más tierna infancia. No voy a ser yo quien enarbole la bandera de los derechos humanos para erigirme en su defensor impoluto. No, también estoy contaminado, y me sentaré a ver los partidos del Mundial de futbol Qatar 2022.

Derechos y libertades conculcados

Creo que huelga demostrar mi posición personal contraria a la situación que se vive en el país árabe, por lo que al respeto de los derechos humanos se refiere. Por si alguna duda hubiere ya declaro firmemente mi frontal condena al asedio que sufre el colectivo homosexual en Qatar, a la nulidad a que es sometida la mujer en Qatar, a la falta de derechos y libertades que padece la población en Qatar y a la explotación de la mano de obra esclavizada en Qatar.

Pero esta posición personal, que a buen seguro es compartida por la inmensa mayoría de la sociedad, no tiene plasmación real que contribuya a la progresiva erradicación de situaciones que bien podrían calificarse como de “contra natura”, al menos atendiendo a los estándares éticos que nos vienen dados por unos principios que defienden la libertad y la igualdad entre los seres humanos. ¿Sirve de algo que apague el televisor cuando comience el partido? Juro ante la pantalla que tengo delante que si pensara que si permanecería en off. Pero mucho me temo que va a ser que no.

Capacidad y responsabilidad

Las responsabilidades existen a todos los niveles, y en todos ellos existe también una exigencia que tiene su gradación a la hora de asumirlas. Yo tengo la mía, como tú que estás leyendo este intento de literatura, y ambos la asumimos según nuestras convicciones, virtudes y/o miserias ideológicas. Me parece honrado precisar que tú y yo únicamente producimos resultados cuando nos rodean millones de “tu-yos” y esa colectividad siempre responde a estrategias organizadas por grupos que, lamentablemente, dirigen el rebaño. Incluso en la autogestión libertaria, que se halla atomizada en algunas sociedades, aparece el odiado escalón superior para dirigir el presente y el futuro.

Asociaciones, colectivos organizados, partidos políticos y gobiernos, entre muchos más, tienen también que asumir la responsabilidad de predicar con el ejemplo. No dudo que en algunos casos así ocurre, pero me temo que volvemos a lo mismo y colectivos con poca capacidad de penetración en la sociedad son los que se tiran a la piscina a pecho descubierto y muy posiblemente claman en el desierto. Vaya, ojalá se pudiera clamar libremente en el desierto, ¿no? Quienes sí pueden crear opinión y quienes en otras ocasiones no dudan en alentar a la población hacia la protesta, callan o musitan simplemente.

Pelotas fuera

Hablamos de problemas de fuera. Qatar está muy lejos y lo que allí ocurre nos pilla a trasmano y ya bastante tenemos con lo nuestro. Esto es lo que se dice, pero lo cierto es que medimos tanto nuestra responsabilidad que hasta la centramos en pocos metros que separan una frontera y “colocamos” a los muertos fuera del territorio propio. ¡Pelotas fuera, que empieza el Mundial!

La verdad es que me gustaría mucho ser ese granito de arena que va sumando y sumando hasta convertirse en esa playa, dique de contención de los desmanes de la humanidad. Lo triste es que desde esa playa solo podemos ver, de momento, como llega el resultado de nuestra hipocresía e irresponsabilidad.